

Nuestra instalación esconde un auténtico tesoro: un molino harinero hidráulico de principios del siglo XVIII. Conserva todas las partes básicas para la producción de harina: las muelas, el rodillo, la cabra o la tolva, entre otros. Una visita guiada, desde la esclusa que llevaba el agua al molino hasta el obrador de molienda, nos ilustrarán las tareas y costumbres de este oficio tan necesario en el entramado del mundo rural.
Y para los que siempre quieren un poco más: podemos viajar en el tiempo y conocer cómo ha evolucionado la molienda del grano desde el Neolítico, o que refranes perduran aún en nuestro lenguaje cotidiano, herederos de este trabajo y de sus artesanos.